domingo, 27 de abril de 2008

Lectura para Socializar

¿Crees en ti?
Vocación, perseverancia y tenacidad son algunos de los valores que no le deben faltar para emprender
Por Abe Román
¿Quién no quisiera vivir la infancia de nuevo? Si recordamos los momentos en que veíamos la vida como una aventura y creíamos que todo el mundo era amistoso, las risas espontáneas sin necesidad de que nos contaran chistes, así como los llantos que cobijaban la esperanza de conseguir ese "algo" que tanto valor tenía para nosotros, no nos queda más que sumarnos al grito de ¡qué maravilloso es ser niño!
Pero, lo verdaderamente fantástico está en saber fusionar los rasgos de la infancia con los de la madurez.
Luis María Pescetti, músico, compositor, cantautor y escritor especialista en llevar el humor a niños, jóvenes-niños y adultos-niños, nos habla de los ingredientes para emprender con eficacia.
Por el camino amarillo. Lo primero es conocerte bien. Esta es la única forma que te permitirá descubrir cuál es tu vocación. "Es importante saber a qué le tiras y ser muy honesto con eso, pues de ello depende todo. Para emprender no hay que desviarse del camino elegido", anota Pescetti.
Llegó el tropezón. "Lo que la vida te pone en el camino. En mi caso, por ejemplo, me gustaba la música. Ahí estaba mi vocación, pero en el camino tropecé con las clases y entonces durante muchos años fui profesor de música en escuelas estatales", comenta Pescetti.
Y agrega, "esto me llevó, por un lado, a trabajar con muchísimos niños, y por el otro a tener que cantar y componer canciones para mis alumnos... Una vez me invitaron a que fuera a cantar durante el lanzamiento de un coro de niños. Y lo hice. Ese día, los dueños del lugar me comentaron que los adultos también se reían junto con los niños mientras yo cantaba, de modo que me invitaron a volver... y volví muchas veces".
"Así fue como tuve que ampliar el repertorio y actuar también para adultos. En este sentido, el tropezón es una mezcla del azar con la respuesta del público".
La voluntad es el motor del negocio. Cuando el artista llegó a México, hace doce años, decidió, cuenta, mezclar la casualidad con la búsqueda. "Pensé que necesitaba darle otro alcance a lo que estaba haciendo, pues de uno en uno no iba a terminar nunca, y más en una ciudad tan grande.
Así que busqué el teléfono de la radiodifusora que siempre escuchaba y me comuniqué para decirles que yo hacía cosas para niños... hasta que me dieron un espacio de media hora; con el tiempo pasé a tener una hora en vivo".
Después de la radio sucedió lo mismo con la televisión: "Como me gustaba mucho el Canal Once, la voluntad me llevó a agarrar un par de libros, videos y casetes y los llevé al canal, en el que trabajo desde entonces. Lo mismo me sucedió con mi vocación de escritor".
Tenacidad de emprendedor. Sin embargo, la emoción de emprender puede de pronto sazonarse de distintas formas. "En mi área, un obstáculo importante es la poca valoración que se tiene hacia el público infantil y por las actividades culturales para niños. Esto desanima, pero lo que te impulsa a continuar es el aplauso, el éxito obtenido, y el tratar de tener buena percepción. Hay que medir las cosas con perspectiva. Tener confianza. De ahí que sea importante que todo proyecto se identifique con la vocación", afirma Pescetti.
Y subraya: "Esto lo corroboras cuando te das cuenta qué haces; cuando sabes que no podrías estar conforme contigo mismo si abandonas tu empresa".
De emprendedor a emprendedor. Por el contrario, "si te mantienes firme y eres honesto con tu vocación, nunca te podrá ir tan mal como para que tu empresa se torne absolutamente insatisfactoria, pues estarías sacando tributo, desarrollando lo que traías adentro.
De la otra forma ni le apostaste a lo que te gustaba y encima tuviste que dejarlo todo otra vez... Por supuesto que habrá quien le apueste a otra cosa y le vaya bien, pero tarde que temprano va a añorar, extrañar o desear lo relacionado con su vocación".
El consejo. "Mi elección personal es mantenerse lo más fiel posible al camino elegido. Todas las vocaciones traen la torta bajo el brazo. En ocasiones en un éxito real y, a veces, es el entusiasmo hasta llegar a tu objetivo.
Es también importante perderle el miedo al fracaso y ver los descalabros como los grandes correctores de la vida", puntualiza Pescetti.